Más vale tarde que nunca.
Como homenaje a mi Abuelo, voy a escribir de él unas líneas, para que aunque no pude conocerle, quede un recuerdo suyo en este mundo digital tan universal y tan cercano a la vez.
Va por tí Abuelo, que te quedaste sin conocer a ninguno de tus nietos.
No me olvido de tí Abuela, que supiste dominar con tus encantos un espíritu libre. Soy un poco de tí y lo noto, los genes no engañan. Un beso de tus nietos y bisnietos allá donde estés. Me hubiese encantado conocerte, y a tu hija Margarita también.
La información de este blog proviene de una amplísima biografía que mi primo José Ramón realizó con mucho amor y paciencia. Un abrazo primo.
...
Escultor Jose Bueno
viernes, 8 de julio de 2011
Primeros años en Zaragoza.
Nació en Zaragoza, en 1.884. Fueron 9 hermanos en una familia muy unida. Desde muy pequeño era aficionado a hacer figuras con barro, algunas de ellas para el Belén de Navidad.
Gracias a una monja que vio sus figuras, fue admitido en un taller de escultura religiosa a los 10 años.
A los 13 años, en 1897, inicia sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza, que los compagina con el taller de escultura.
A los 19 años consigue su primera obra premiada, cuyo premio le es entregado por el Rey Alfonso XIII en las Fiestas del Pilar.
En esa entrega, habló con el Rey para solicitarle una beca para acudir a la Academia Española de Bellas Artes en Roma. Más tarde recibe una carta de la Casa Real comunicándole que no será posible por el elevado número de plazas ya asignadas.
Primera estancia en Madrid.
Aunque no consigue irse a Roma es muy optimista, se libra del servicio militar y marcha a Madrid. Estuvo desde 1.905 hasta 1.912, con graves penurias económicas. Aún así quería ser un gran artista porque conocía sus posibilidades.
Conoce a otros escultores de su generación, aprende a trabajar la piedra y el bronce. Participa en varias Exposiciones consiguiendo varias menciones honoríficas, y por fin, en 1.912 opta a una plaza de becario para ir a Roma, su sueño.
Las oposiciones duran de Abril a Noviembre de 1.912. Son exigentes y físicamente agotadoras, pero su empeño puede con todo lo que se interponga para cumplir ese sueño. Consigue la plaza.
Por fin Roma.
Con 28 años y soltero, llega a Roma en enero de 1.913. Vivió durante 4 años experiencias intensas, en el plano personal y artístico. Se relaciona socialmente, viaja a Grecia y Paris. La primera Guerra Mundial le sorprende en Roma trabajando, y va a complicar su estancia. Tiene varios romances, pero ninguno prospera.
En su último año en Roma, trabaja en su gran obra “Humanidad”, pero ya quiere volver a Zaragoza para trabajar…
Esculpida en piedra, de tamaño natural consigue una gran crítica y será premiada en varias Exposiciones.
Regreso a casa.
En 1.917 regresa a Zaragoza como escultor reputado, es joven tiene 32 años y muchas ganas de trabajar y triunfar.
Durante una década se encarga de la mayor parte de las esculturas de carácter oficial que se llevan a cabo.
En 1.918 comienza su obra de mayor envergadura, “Monumento a Alfonso I el Batallador”. Labrado en marmol de carrara, esta grandiosa figura alcanza una altura de 6,50 metros.
En 1.919 se traslada a vivir a su nuevo estudio donde realizará sus mejores obras, que le llevarán a conseguir en 1.924 la primera medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes. Se suceden las felicitaciones de sus colegas y los homenajes en Madrid y Zaragoza. Forma parte de numerosas juntas, instituciones y asociaciones. Está en el cenit de su carrera.
Con 39 años ha tocado el cielo en Zaragoza, pero quiere mas… piensa en Madrid.
Segunda etapa en Madrid.
Vuelve a Madrid en 1.926. La Primera Medalla conseguida le abre muchas puertas antes inaccesibles, aunque hay una competencia feroz por la adjudicación de obras.
A principios de 1.927 conoce a Hildegard Heimerle, joven estudiante alemana que completaba sus estudios universitarios en Salamanca estudiando castellano y en París estudiando francés. Será su futura mujer y evidentemente mi abuela.
Durante 4 años tienen encuentros esporádicos. En 1.927 coinciden en Paris donde visitan los museos de la ciudad especialmente la obra de Rodin, que influirá en sus obras.
La relación prospera y Jose Bueno, hombre ya maduro y muy independiente, ante una mujer de exquisita sensibilidad y muy enamorada de él, decide dar el paso del matrimonio.
Boda y tragedia...
Hilde nació en 1.898, en una familia burguesa en Neisse, Alemania.
La boda se celebró en Madrid, el 15 de enero de 1.931.
El novio tenía 46 años, la novia 32.
Después de un viaje a Alemania, se proclama la II República, dejando entrar nuevas corrientes artísticas que cambian la concepción de la escultura.
Oposita a profesor de la Escuela de Artes y Oficios, consiguiendo una plaza en Madrid.
En 1.934 nace su primer hijo, Mario. En el entorno familiar todo parece ir bien.
El año 1.936 se rompe la baraja. El 18 de julio estalla la guerra civil, 5 días después, el 23, nace su hija Margarita. Hay problemas en el parto. El 25 de agosto, muere Hilde repentinamente de unas fiebres. Hasta siempre Abuela.
Jose Bueno queda viudo con una niña recién nacida y un pequeño de 2 años, en una ciudad cercada que vive momentos dramáticos con los ataques nacionalistas, rodeado de miseria y destrucción, bajo el estallido de las bombas y el estrépito de los cañones.
Su hermana Adelaida, que acudió al parto, ya no abandonó a la familia, convirtiéndose en su nueva madre. Son malos tiempos...
La Posguerra.
De 1.936 a 1.939 son tres años perdidos, intentando sobrevivir, esquivar peligros y disimular sus impaciencias.
Al terminar la guerra, Jose Bueno tenía 54 años, 2 hijos pequeños, un sueldo de profesor y un mercado del arte inexistente.
Mando a estudiar a sus hijos a Zaragoza, al cuidado de sus tías y abuela. Estudiaron en el colegio Alemán, para que conociesen la cultura de su madre.
Tras la muerte de su abuela Tomasa a los 100 años, los niños vuelven a Madrid, pero pasan sus vacaciones en el ‘Huerto’ de Zaragoza, una casa con terreno comprado por José Bueno.
Todas sus obras pasan a ser motivos religiosos, el ‘régimen’ no permite otra cosa.
Vuelve a ganar varios premios en Exposiciones de Zaragoza y Madrid, pero en 1.945 comienza la escultura ‘Jesús atado a la Columna’, en el que puso todo su empeño durante varios años. Se concluye en 1.949. Es una de las obras más efectistas de la Semana Santa Zaragozana.
Imponente Paso de la Cofradía Zaragozana de su mismo nombre, que alcanza una altura de casi 3 metros. Es su Obra cumbre en madera tallada.
En esta obra se reconoce el riguroso conocimiento de la anatomía humana del escultor, pues tanto la espalda como el frontal estan tallados de una manera esquisita.
Hecha en madera de aliso, procedente de Guinea Ecuatorial.
Según crónicas de la época de las que tengo copia, existe un crítica generalizada de parte de afamados médicos resaltando la exactitud en la anatomía de la talla, en las proporciones y en el realismo del 'escorzo' que realiza la figura. Observen la imagen siguiente:
Impresionante, he estado en esa procesión y les puedo asegurar que el escalofrío no lo puedes evitar.
Últimas Obras.
La conclusión de ‘Jesús atado a la Columna’ coincide con una grave enfermedad de Jose Bueno, que le debilita día a día. Afortunadamente, tras una operación de urgencia, se rehabilita en su ‘Huerto’ zaragozano.
La obsesiva entrega a la docencia y al trabajo escultórico, no impide que mantenga amistad con un reducido grupo de artistas y críticos.
Durante la década de los 50 hasta su muerte, el escultor desarrolla una gran actividad.
En 1.953 termina el “Cristo yacente”. Al año siguiente inicia un Cristo de gran tamaño y fuerte expresividad “Nuestro Padre Jesús Crucificado”, terminado en 1.955. El último encargo, “Nuestra Señora de la Lágrimas” data de 1.956 y es considerada una de sus últimas obras.
Como pueden observar, 'El Cristo yacente' contiene una expresividad y un realismo que conmueven.
Esta fue su última talla completa, pudiendo apreciar que, pese a su avanzada edad, la técnica era extremadamente perfecta, digna de una gran maestro escultor.
Fin.
En 1.954 se jubila como profesor, al cumplir 70 años. Ahora trabaja más relajado. No le faltan encargos, pero sus fuerzas están mermadas.
En 1.958 tras unos días convaleciente, muere en su domicilio madrileño. Es hora de descansar...
Jose Bueno y Hilde Heimerle tuvieron 2 hijos, 7 nietos y 9 bisnietos (por ahora). Todos, entre los que me incluyo, son parte de esa unión y no serían nada sin ellos. Hasta hoy no hay nadie que siga los pasos del Abuelo, pero siempre hay esperanza...
Hasta siempre.
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