viernes, 8 de julio de 2011

La Posguerra.

De 1.936 a 1.939 son tres años perdidos, intentando sobrevivir, esquivar peligros y disimular sus impaciencias.

Al terminar la guerra, Jose Bueno tenía 54 años, 2 hijos pequeños, un sueldo de profesor y un mercado del arte inexistente.

Mando a estudiar a sus hijos a Zaragoza, al cuidado de sus tías y abuela. Estudiaron en el colegio Alemán, para que conociesen la cultura de su madre.

Tras la muerte de su abuela Tomasa a los 100 años, los niños vuelven a Madrid, pero pasan sus vacaciones en el ‘Huerto’ de Zaragoza, una casa con terreno comprado por José Bueno.

Todas sus obras pasan a ser motivos religiosos, el ‘régimen’ no permite otra cosa.

Vuelve a ganar varios premios en Exposiciones de Zaragoza y Madrid, pero en 1.945 comienza la escultura ‘Jesús atado a la Columna’, en el que puso todo su empeño durante varios años. Se concluye en 1.949. Es una de las obras más efectistas de la Semana Santa Zaragozana.


Imponente Paso de la Cofradía Zaragozana de su mismo nombre, que alcanza una altura de casi 3 metros. Es su Obra cumbre en madera tallada.


En esta obra se reconoce el riguroso conocimiento de la anatomía humana del escultor, pues tanto la espalda como el frontal estan tallados de una manera esquisita.


Hecha en madera de aliso, procedente de Guinea Ecuatorial.

Según crónicas de la época de las que tengo copia, existe un crítica generalizada de parte de afamados médicos resaltando la exactitud en la anatomía de la talla, en las proporciones y en el realismo del 'escorzo' que realiza la figura. Observen la imagen siguiente:


Impresionante, he estado en esa procesión y les puedo asegurar que el escalofrío no lo puedes evitar.