viernes, 8 de julio de 2011

Regreso a casa.

En 1.917 regresa a Zaragoza como escultor reputado, es joven tiene 32 años y muchas ganas de trabajar y triunfar.

Durante una década se encarga de la mayor parte de las esculturas de carácter oficial que se llevan a cabo.



En 1.918 comienza su obra de mayor envergadura, “Monumento a Alfonso I el Batallador”. Labrado en marmol de carrara, esta grandiosa figura alcanza una altura de 6,50 metros.


En 1.919 se traslada a vivir a su nuevo estudio donde realizará sus mejores obras, que le llevarán a conseguir en 1.924 la primera medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes. Se suceden las felicitaciones de sus colegas y los homenajes en Madrid y Zaragoza. Forma parte de numerosas juntas, instituciones y asociaciones. Está en el cenit de su carrera.


Con 39 años ha tocado el cielo en Zaragoza, pero quiere mas… piensa en Madrid.